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domingo, 21 de marzo de 2010

Pato, 16. (Microrrelato o casi)

Por Clara Zulema.
Tercero de ESO.

Hace unos días Moriano Tebieva oyó que de aquí a poco entraría la semana de feria. Y hoy deja su casa, aflojando el día de margen para llegar tras la inauguración. Aparece a la noche, y aunque ya está viejo para tantos destellos de colores y más para tanta altura y tanto contoneo, se desmadra a pescar patos. El número siete está inservible, le faltan los dos trazos negros en los ojos, y se le sale la pintura. Moriano lo levanta, y cordialmente, rechaza un pez naranja. El dueño del negocio arroja a una cesta el ajado, agarra otro flamante pato sin estrenar y dibuja en su tripa un 7. Moriano se agacha doliéndose, y les roba el usado, que enreda en su suéter antes de espantarse. No frena hasta que cesan los chispazos y el runrún.

Se presenta en su edificio con las primeras luces, disimulando la figura bajo su chaleco a la mirada de la bellísima Luca, la portera, de unos cuarenta y cinco años, medio oculta tras un larguísimo pelo negro siempre recogido, brillante de la grasa, enmarcando un rostro adornado por un ojo medio a la virulé y una nariz pequeña; además de unos cuantos dientes de menos: una venus a su juicio. Entra a su casa y se va a bañar, dejando nadar a su pato junto a él. Despliega el brazo hasta atrapar su cuaderno, y anota: ‘pato, 16’. Ha atravesado sin problemas otros quince robos. Dos denunciados. No le pueden juzgar tan rigurosamente como a las personas del todo cuerdas.

Luca aparece en casa de Moriano tras unas horas. Se encuentra un suelo lleno de charcos, que la conducen hasta la chorreante cama. Moriano duerme sonriente junto a un pato de goma. El baboso ha estado de feria y ella tragará con las críticas. La portera ventila la vivienda, vacía la bañera y sale. Al despertar el viejo, ella está tratando de dormir. Durante la noche, no logra apartar ese trasto amarillo de su cabeza, y a la mañana entra ansiosa a casa de su protegido. Éste, aunque ha tirado los quince anteriores chismes, se niega regalarle el pato. Parece anhelarlo casi como ella. Esa noche duermen juntos: Moriano, Luca, y el pato, y de esta suerte se van acumulando las siguientes, pues se descubren sufriendo al separarse de él –Luca espera en la salida cuando Moriano se extiende en el lavabo, y él le echa una mano en la limpieza del edificio mientras éste flota en el cubo de la fregona-. De madrugada, con la criatura entre ellos, trazan planes.

Juntos viven, guisan, comen, se lavan, crujen, codician y hacen noche. Y tras unos años, Moriano deja de conceder contacto. Su empeño por Luca -y con este el visto bueno a ceder su apartamento- se ha desdibujado. Endiosa al pato y se convence de que éste le prefiere. Desde la cocina, la estudia. Difícilmente ahogará un perfil tan confuso. Alcanza el cuchillo del pan y camina hacia ella, alerta a los crujidos del embaldosado, dejándose alelar por su olor y sus alientos. Tras él, a efecto del plan de Luca, el puño de la puerta gira. La luz se prende. A la mañana, Moriano despierta, se instala y se deja dominar en el psiquiátrico. A nadie le pesa la vida como Luca. Acoge la manía de esparcirse, vive por el pato y es feliz.

3 comentarios:

  1. Lo que nadie sabe es que el pato lo tengo yo.

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  2. Bien por la eufonía. Bien de nuevo por el distanciamiento del personaje (en unos tiempos tan yoístas se agradecen las excepciones; Laureañino sigue vivo)¿Solo a mí me parece que la prosa es un obstáculo para acercarse a lo que el lenguaje quiere decir?
    Aun a riesgo de resultar impertinente, creo que no seríamos pocos quienes, gustosos, leeríamos cualquier cosa de su autora.

    "dio en sustentarse de sabrosas memorias" (DQ I, 8)

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  3. Querido amigo: No creas que es fácil acceder al mundo nebuloso de magia y misterio en que habita esa musa quinceañera... Parece que le gusta hacerse invisible a los mortales. Yo he conseguido burlar a duras penas sus muros y almenas entrando por el portillo pequeño y secreto de su blog: http://hermgus.blogspot.com/
    (lo tenéis aquí al lado en blogs hermanados)

    ¿Nos leerá y se dará por aludida y nos dejará leer algo más? Alea iacta est...

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